Acabo de leer una columna que me ha dejado media picada. Se las voy a comentar. La escribió el periodista Rodrigo Guendelman, quien siempre toca temas relativos a la vida actual, cosas interesantes que piensa, siente, odia y ama y, generalmente, su vínculo con las mujeres. Su truncada relación con las féminas. Se trata de la misandria, una manera muy particular que tienen las mujeres de empoderarse del discurso feminista y maltratar a su opuestos, por el simple hecho de ser mujeres. Es como una rabia contenida que han tenido durante siglos y hoy como están ganando espacios en la sociedad, llegó la venganza.
Me siento tocada por este tema. Creo que detrás de toda expresión de odio, resentimiento y violencia verbal hay una herida bastante profunda. Cuando las mujeres hablamos mal de los hombres, afirmamos que no tenemos tiempo para una relación o, en caso contrario, tenemos uno y otro hombre como si fueran objetos, no estamos valorando al sexo masculino. Es cierto, que nos han hecho sufrir, es cierto que muchas veces son patanes y en verdad merecemos ser llamadas "víctimas", porque se aprovechan de vuestra hombría y destruyen nuestro corazoncito, que sólo quiere amar. Pero la única que sufre es una misma. Si no logra separar una historia de otra, si una no logra aprender del error que fue aquella relación que te dejó destrozada es una misma quien se va cavando la herida más profundamente.
Hay mujeres que hablan mucho de su trabajo, dicen que no tienen tiempo y cuando se refieren a un hombre hablan de "cacho". Creo que ahí hay una herida abierta y pobre del que le vaya a decir la verdad, esta salta y se defenderá como "gato de espaldas". Es cierto que en la actualidad la mujer piensa muy posteriormente en el matrimonio y en la familia y privilegia su trabajo por distintas razones. Para allá no va mi punto. Sencillamente, creo que hay mujeres que postergamos estos compromisos por la misma herida que tenemos dentro. No sabemos amar y tenemos miedo a entregarnos nuevamente. Es cierto también que el hombre durante mucho tiempo ha desarrollado su labor desde una visión bastante machista y así se ha construido la sociedad y hoy como estamos en vista de "igualdad", ha llegado la venganza femenina. ¿Por qué pagarles con la misma moneda? ¿Vale la pena? Al final la que más sufre, es una misma.
Detrás de cada ruptura amorosa, si estamos hablando de este tema, hay un aprendizaje muy grande y antes que odiar al "suso dicho", rabia que por lo demás ni siquiera él se va a enterar y por eso no va a volver a ti, mejor es perdonarlo y perdonarse así misma y continuar la vida. Pensar que hay cosas muchísimo más graves y de amor ya no se muere.
Les dejo la columna para ver qué opinan.
Cómo lo dice el chavo del 8, la venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena.
ResponderEliminarA veces las mujeres son duras en ese aspecto, cuando están molestas tienden a dejarse llevar por las emociones y a veces esas emociones duran mucho tiempo.
ResponderEliminarEs que nos ponemos esta capa de la dureza, de la mujer fuerte que no necesita a los hombres, cuando sí lo asumo... LOS NECESITAMOS! como complemento :)
EliminarYo creo que ambos somos un complemento del otro, yo sin mi novia ando mal, me aburro en la casa, extraño su sonrisa, hasta me la paso suspirando cómo si fuese a encontrar su olor.
ResponderEliminarEs duro cuando por razones menos importantes que todo lo que tenemos, terminamos discutiendo. A veces hasta pasamos horas en plan de orgullo sin hablarnos y en esas horas nos la pasamos pensando, oye, cuando cederá, a la final y al cabo, uno cede y ambos nos damos cuenta de lo tontos que somos