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miércoles, 11 de noviembre de 2009

Vivir en un país de poetas

Ayer iba caminando, media apurada y no, cuando me topé con las elecciones parlamentarias. En la esquina se divisaban banderas de un candidato de RN y jóvenes que las maniobraban. Entre tantos papeles con la foto del personaje, una fue a caer a mis manos pero la rapidez de mis movimientos no permitió alcanzarla. Cuando de pronto escuché "pero no, ahí iba mi número" y miro kilómetros hacia atrás y veo un chico decepcionado con el papel en el suelo. La sonrisa fue de inmediata y me impresioné que hasta con buzo pudiera llamar la atención.

Vivir en un país de poetas no es fácil para las chilenas. Es cosa de ponerse una ropa "media apretada" y nos robaremos las miradas de muchos hombres cuando caminamos por la calle. Pero, ¿a qué mujer no le gusta que le lancen frases bonitas?, la que dice que no está mintiendo. Nos gustan los piropos, ya sea que vengan de alguien desconocido, un amigo o pareja. Nos gusta sentirnos aduladas, que noten nuestros cambios de looks y cada detalle que hayamos mejorado, sobre todo cuando se trata de nuestro cuerpo. Que hayamos hecho una dieta, que hayamos ido al gimnasio sólo vale la pena si los demás lo llegan a notar. Por eso entre mujeres nos elogiamos tanto."Estás más delgada" dice una, " "y tú te ves regia con ese corte. te queda bien", le responde la otra. Si no lo hace una, nadie más lo hará, así pensamos y responder con otro piropo para la compañera es un cumplido que te afianza la amistad.

Piropos como "mira el papel el que te envuelve bombom", que te aplaudan mientras caminas o que choquen por haberse quedado mirándote son las anécdotas que quedan en la memoria. Las mujeres tenemos las herramientas para sacar más de algún suspiro o que se refieran a nosotras galantemente, basta caminar con seguridad, la frente en alto, el "pa ti , pa mí" que llevamos en las caderas y alguno que otro adorno en nuestra vestimenta. A veces no necesitamos llamar tanto la atención, no sé qué pasa, pero nos levantamos lindas y eso se parecieran captarlo los transeuntes.

Sin embargo, no podemos andar tranquilas por la calle, cualquier vestimenta que salga de "lo normal" que tenga un escote más abajo o muestre más piernas es un factor determinante para ser victima de un atraco. Dicen que la sociedad chilena es cartucha, que las chilenas no usamos tanta falda y el escote sólo las más osadas lo utilizan,  y es verdad. Pero una de las principales razones es que no nos dejan caminar tranquilas y las miradas, que parecieran desnudarte, nos cohiben. De cierta forma a algunas nos gusta recibir piropos pero cuando pasa intimidar pareciera más una violación que tener la intención de agradar.

Nos gustan los piropos, sí pero no tan evidentes. Nos gustan esos que son cordiales, elegantes, perspicaces y tiernos, que nos suben el ego, nos irradian el rostro y nos hacen caminar con más femeneidad por la calle.  Le doy las gracias a los poetas chilenos, que no sólo dicen "linda" o alguna grosería para galantearte sino que de distintas maneras se las ingenan para robarte una sonrisa  y hacer que aparezca el sol cuando las nubes quieren asomarse.

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