"Comer, rezar y amar" es la pelicula que esperamos las mujeres cuando estamos en esos dramones de vida, cuando estamos en crisis y vemos que el mundo se nos viene encima. Se nos caen los paradigmas, desconfiamos de todo, sobre todo, eso llamado "hombre" y de ninguna forma queremos llegar a amar. Aqui Julia Roberts no sabe qué hacer, viaja por el mundo buscando eso que "supuestamente" perdió, pero nunca tuvo en verdad, buscando una realidad que no es, una fantasía que todas quisieramos vivir cuando nuestra relación de pareja está totalmente sucumbida en la triste rutina. Cuando salimos de una relación tortuosa, que nos hizo perder nuestra esencia, nos volvemos escépticas al amor y emprendemos una búsqueda, asi como el alquimista. Pero tal como Paulo Coelho lo propone, la felicidad está en nuestro interior, sólo hay que dejar fluirla. Derrepente la pasamos tan mal, nos hieren, nos dejamos herir, nos gusta sufrir, queremos ser autosuficientes y nos ponemos esa careta de la mujer fuerte. PERO NO LO SOMOS, de igual forma necesitamos al otro, a un hombre, para eso nacimos, aceptémoslo.
En esta película, Julia Roberts va en una busqueda introspectiva que me pareció interesante analizar, ya que después de una relación larga, donde se han comprometido tantas cosas, es necesario darse un "stand by", descubrirse así misma, valorar lo bueno, perdonar lo malo y crecer con la experiencia. Sin embargo, siempre recurrimos a alguien que nos asegure, de alguna forma, que todo irá bien. No sé porqué, aunque sea mula, necesitamos escuchar de alguien "más o menos sabio" que nos irá bien, que esta pena va a pasar, que el tiempo cura todo y todas esas tonteras que escuchamos siempre. ¿Es necesario volver a repetirlo? ¡cuantas veces sea necesario!, aunque no sé si la solución esté en el tarot, en los curanderos o estas especies de Yoda. La verdad es que de amor ya no se muere, confiemos un poco más en Dios si somos creyentes, en lo que hemos construido, en lo que somos. La verdad es que las crisis sirven para eso, para nacer como el ave fenix, de las cenizas y mostrarnos más fuertes que nunca.
Sin embargo, me llamó mucho la atención la parte final y es que cuando nos descubrimos y nos queremos tanto, nos cuesta compartir la vida con otra persona, no queremos que nos saque de nuestro "chi" interno o de nuestro equilibrio. Hay que comprender que uno encuentra un equilibrio, pero el amor te cambia los esquemas, a veces nos resistimos tanto a que nos cambien, porque claro estamos dolidas, no queremos que nadie nos venga a decir cómo somos, pero en el amor es bueno que exista ese desequilibrio, eso de entregarse al otro, de ceder un poco y cambiar, sino, ¿cuándo se podrá amar? Nunca es tarde para comprenderlo.
A pesar de que la película toca temas tan profundos como los que acabo de explicar, le sobra, por lo menos, media hora de filmación. Se detiene en muchas cosas sin importancia y dan ganas de bostezar. Quizás si tiene la posibilidad de verla a bajo precio, online o pirateada, veala, sino... no se perderá de mucho.
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