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domingo, 8 de enero de 2012

¡Arriba las rellenitas!

Recientemente, se ha publicado esta fotografía de Christina Aguilera, en la que se evidencian un par de kilitos. Los medios, de inmediato, han catalogado este vestido como medida para ocultar su sobrepeso o decirle que está obesa. Claro, la conocimos cuando usaba petos, a los 15 años y cuando era raquítica, ahora con 31 años y un poquitito "descuidada" comienzan a llover las criticas de farandulandia.
Mi madre siempre me cuenta sobre la cantante del grupo "The Carpenters", que una vez fue elogiada por su voz en un diario, sin embargo sentenciando sus kilitos demás. "Cantaba muy bonito la gordita", así le llamaron apelativamente. Pues, la reacción de Karen Carpenter fue precisamente obsesionarse con el peso, tener tanta fijación con su cuerpo, tras esa pequeña descripción en un diario cualquiera, que llegó a enfermarse de anorexia. Una enfermedad que mata silenciosamente a muchas adolescentes en la actualidad. ¡Imagínense! unas pocas palabras pueden sentenciar la muerte de una persona. En este caso, creo que Christina es bastante clara en sus asuntos asi que no creo que se deje influenciar, además que tiene un talento inigualable, no importando el rollito. 
Sin embargo, en la cotidianidad vemos día a día comentarios de este tipo para personas que son más gruesas e incluso que no son del gusto de muchos hombres, porque claro las prefieren más huesudas o más apretaditas. Recuerdo claramente el comentario de Catalina Pulido en un programa de televisión en que le dijo a una concursante: "me encantan tus huesos", ese comentario tan anoréxico caló fuertemente en mi cabeza. ¡No me extrañaría que este personaje esté enfermo! Y es que las modas estúpidas de la delgadez, de los estándares de belleza que te obligan a pesar menos de 60 kilos, a estar a dieta la gran parte del año y a obsesionarte algunas veces con la figura. Sobre todo en este tiempo, estamos tan preocupadas de cómo nos veremos en ese bikini y si se nos sale un rollito hacia afuera, mejor guardarse del calor y dejar para otro tiempo mostrar el ombligo. Otro tiempo, ¿cuándo?, ¿cuándo lleguen las arrugas? El tiempo es AHORA! y la felicidad también, no cuando se tenga la figura que los medios de comunicación plantean o como tu pololo te dice que tiene que ser. ¿Seguirás escondiéndote?

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