Los hombres: una especie en extinción

- Con el golazo de Pinilla en Grosseto y el buen momento sentimental que vive me acordé del pasado, hace como 5 años, cuando Mauricio jugaba por la selección y pasaba lesionado. Era una niña y me encantaba... encantar es decir poco, LO AMABA, pero la desilución llegó cuando en una portada declaró que le gustaría tener a su mujer en la casa planchándole las camisetas. La verdad es que la imagen del jugador que seguía, del minazo que era se me cayó a un precipicio y de a poco fui deshaciéndome de sus fotografías pegadas en la muralla-

¿Feminismo? sí algo de eso debo tener. Todas las mujeres lo tenemos, nos carga que nos levanten la voz y nos den ordenes, mucho menos si vienen de un hombre.  Es chocante cuando te plantean el machismo de esta manera, cuando el hombre golpea la mesa y la mujer acata, tal como en la Edad Media. Sin embargo es sólo rebeldía, cuando la mujer se enamora pasa a ser una sometida... pero FELIZ (al menos eso dicen).

Desde niñas nos enseñaron que los hombres no tenían el derecho de tratarnos mal, que nos debían respeto y pobre de que nos pegaran... ibamos altiro a acusar al profesor. Y es cierto, encontrar a un hombre con los pantalones bien puestos en una relación es ciertamente una utopía. La mayoría son cobardes, poco comprometidos y huyen cuando la situación se les va de las manos.

Es muy difícil encontrar a un caballero en estos tiempos, están en extinción. Y cuando me refiero a caballeros, también me refiero a los HOMBRES. No sólo por tener algo entre medio de las pierrnas tienen el derecho de llamarse "hombres", ya que todos lo tienen pero mucho les falta para poder ser catalogado de esa manera.

Extraño a los amantes a la antigua, que cantaba Roberto Carlos en los años 70`, esos que regalan flores, que son románticos por esencia y creen en el amor verdadero, que les gusta contemplar la madrugada en los brazos de su amada y para quienes el amor no pasa de moda y, no importando la època, siempre es el mismo.

Desde chicos, los hombres debieran tener un programa de educación en los que se les enseñe modales de un caballero, es la tónica para cualquier conquista y lo más útil para la adolescencia. Diganme, ¿qué mujer no se derrite cuando siente frío y su acompañante le pasa su polerón o cuando la van a dejar a la puerta de la casa para dejarla segura?. A todas nos conquista eso, aunque no queramos reconocerlo y tengamos en el consciente el discurso progresista y liberalista de la mujer del Siglo XX que tiene derecho a voto y al trabajo.

Se nos ha metido en la cabeza que ser indepediente y libre es ser arribista y orgullosa, no dejando que los caballeros cumplan su rol y apenas muestren una actitud galante salga nuestro discurso del "no te preocupes, yo puedo sola".

No hay nada más que me conquiste que un hombre caballero, que me regale flores y se preocupe por cada detalle, que esté pendiente de mi y de lo que siento y quiero... No obstante cuando son muy arrastrados y DEMASIADO CABALLEROS... no me gustan.
Ay! ¿quién entiende a las mujeres? No nos gustan los pernos y nos dejamos llevar por los cancheros, aún así reclamamos porque no son caballeros... ahh!! Sin embargo que estén pendientes de ti "all day", puede caer en la sicosis y eso sí que asusta y causa repulsión inmediata. Para eso está el "tira y afloja" de la primera etapa y el equilibrio que se consigue con la relación ya consolidada.