Anoche, todas queríamos ser Beyoncé. Tan regia, tan guapa, tanta destreza, increible su show. Daba lo mismo la incomodidad, fue un show fantástico, digno de Grammies y MTV y esas cosas bknes que dan por la tv, que tienen alfombra roja y grandes estrellas convocan a los medios de todo el mundo.
Esta negra la lleva y no lo digo en forma despectiva, si no solamente para destacar aún más su belleza. Acá en Chile no estamos acostumbrados a ese color de piel, ni a ese tipo de rasgos por eso la resalto aún más. Todas queríamos ser Beyoncé, incluso alguno de los hombres en el escenario y es que el pop atrae siempre a la familia gay a reunirse en torno a este escenario y a veces tan lamentables, porque tan guapos que son, pero así es de verdad que dudaba de la sexualidad de todos los hombres que asistieron ayer al Movistar Arena. Pero bueno, eso es harina de otro costal. Toda queríamos ser Beyoncé. Ella tiene algo que todas queremos tener: movimientos bruscos pero sexys, tener sensualidad pero no caer en la ridiculez, poder seducir, sin tener que mostrar en demasía o más allá de unos escotes. Ella tiene lo que queremos para conquistar a nuestros hombres: personalidad y sentimentalismo. Vieran cómo jugaba con el público y la cámara, un coqueterío que afloraba por doquier. No, no me gusta si eso piensan, todavía me gustan los malditos y de hecho MUCHO. Pero es mi naturaleza, no puedo ir contra ella, jajaja. Esta chica tiene la rudeza y sensualidad, un todo en uno que no cualquiera tiene. Una mujer o es ruda y mala y saca el látigo y los maltrata o es tierna, romántica y ese entremedio y ese equilibrio es lo que nos gustaría tener. Ser una bruja y un ángel, una fiera y una señorita, todo en una sola persona. Beyoncé no digamos que era muy señorita pero sí tenía un corazón que quería, que anhelaba amor, al igual que muchas de nosotras y sufría y se emocionaba al cantar las canciones, pero así mismo tenía esa virtud de cambiar en un instante y dejar locos a todos los hombres. Eso que muchas queremos. Que a pesar de que sean malos con nosotras y nos duela, una pueda tomar la sartén por el mango y controlar la situación. Jugar con los chicos malos y seguirles la corriente cosa de que cuando los tengamos en nuestras manos podamos decir "pero cuando lo queremos los vence nuestra seducción".
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