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viernes, 3 de septiembre de 2010

Un romántica viajera...

Todas tenemos algo de hombre y no sólo es que algunas sean más velludas. También habemos a algunas que nos gusta el balón, tanto verlo como jugarlo. Pero hace pocos días descubrí algo que me movió el piso.

Siempre dije que me gustaba el fútbol debido a que mi padre me llevaba al estadio. Siempre pensé que quería tener un hijo hombre primero, por eso todas esas cosas "de hombres" las hizo, de alguna forma, conmigo. Pero él no fue fanático del azul siempre y es que antes de que conociera a mi mamá jugaba a las bolitas (uuuuy súper masculino), se dedicaba a trabajar y (a veces) carreteaba. Pero nunca le gustó el fútbol, lo encontraba fome. Mi cara de horror fue bastante clara, mi versión de los hechos cambiaba completamente. 

Resulta acá que mi madre es la bullanguera del asunto, que nació con el corazón pelotero, que pasaba al "segundial" del Estadio Santa Laura  y coleccionaba la Revista Estadio u otras. ¡Tenía mil recortes!, sobre todo, de Manuel Pellegrini que le encantaba y se derretía por él. Me cambiaron todo el asunto en cuestión. Siempre que el HOMBRE de la familia me había fomentado ver partidos e ir al estadio desde muy chiquitita, resulta ahora que mi madre es la pelotera. Eso sí, no lo jugaba, en su tiempo sí que había machismo y claro que muchos creían que sólo por los jugadores veía los partidos. Algo muy parecido a lo que sucede ahora. Pero no, mi viejita le encantaba el fútbol, obvio que los jugadores también... si tampoco perdía el tiempo... pero se sabía toda la formación del Ballet Azul y gritaba cada gol que metió la U de esos tiempos. 

Sin embargo, la romántica viajera duró hasta la copa Libertadores  de Colo-Colo de 1991, donde se pasó para el equipo contrario como venganza. Pero algo de azul inundó la casa y mi papá se acostumbró a gritar los goles de la Universidad de Chile, de ahí nacieron unas de mis primeras grabaciones "Colo-colo malo, la U wena". La herencia siguió y permanecerá por siempre, no importando con quien me case... mis hijos serán del azul.

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