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viernes, 15 de julio de 2011

¡Todo se da vuelta!

Me acuerdo hace un tiempo en que decía "no quiero compromiso" o "quiero vivir la vida", me llovían los mensajes de textos y las invitaciones en Facebook. Digamos lo así: era una winner. Iba a los carretes, decía "ese es mío" y así terminaba siendo, como que tenía "ese don" de ganadora que podía escoger al mejor pastel de la vitrina... pero léase bien: eran pasteles.
Pasó esa etapa, de medio despecho y de redescubrirse, de preguntarse todos los días ¿quién soy?, hasta que salí del abismo, para luego descubrir que no estaba hecha para el "sin compromiso" y, que a pesar de que quería estabilidad, algo me lo impedía. Bueno típico proceso de una mujer despechada, que ha sufrido y cree que todos los hombres son iguales. Hasta que llegó uno distinto, que a pesar de que no te gusta tanto, te flecha, deja huellas en tu corazón y termina por ser inolvidable. Sí, eso me paso a mí. Esta persona pasó y dije "ya mierda existe el amor de nuevo, hay hombres que valen la pena", así que me decidí a buscarlo. 
No te digo que llegó, para nada, en mi mente tenía otro "proyectito" de hombre, pero ¡zas! lo conocí y me engatuzó... pero ¿adivina qué es lo que me impide estar con él? La misma razón que daba antes: "él no quiere compromiso" ¡por qué todo se da vuelta! por que, simplemente, no hay cosas que no tengan consecuencia. De cierta manera, estoy sintiendo lo que antes sintieron por mí y, como ellos, tampoco encuentro la razón. Así es la vida.
Sin embargo, yo ya viví esa etapa por eso comprendo tan bien lo que está pasando. Yo tampoco podía amar, no sé si se trata de la persona, del corazón herido, del momento y es que en ese momento existe algo que impide entregarte, ya sea miedo, libertad, etc... llámalo como quieras llamarlo. Pero hay algo que por más que te guste la persona no puedes dar el siguiente paso.
Lo que no calza para mí es cómo hay personas que aún habiendo hecho mucho daño, siguen como si nada, intactas y más felices que nunca. Al igual que la canción de la Fran Valenzuela: "Dicen qué todo cae, cuando tiene que caer ¿por qué sigues de pie?" No obstante, cada uno sabe dónde le aprieta el zapato, a veces en la punta, otras en el talón... y ese asunto es absolutamente personal. Me conformo con saber que yo estoy bien y que a pesar del mal que me hicieron, puedo perdonar y sentirme reconciliada con mi pasado. ¿No es acaso la mejor receta?

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