El primero nunca se olvida

Lo que comenzó en una plaza de Ñuñoa, por el año 2002, es sólo un hermoso recuerdo.

Dicen que el primer amor no se olvida, que muchos pueden escribir en la hoja de tu vida pero a nadie recordarás con más cariño que a tu primer pololo. Y es cierto, a pesar de los años, aún está presente.

Nos conocimos por internet y nos agregamos a messenger. En aquella época, cuando todavía el Internet era para una elite, no todos tenían acceso a las cámaras web. Así, sin conocernos y nunca antes habernos visto, nos juntamos en la esquina de mi casa. Tenía miedo, era obvio, pero quería aventurarme, estaba aburrida de la misma gente del colegio. Dimos vueltas por las calles de Diego de Almagro y Coventry, tratando de conocernos un poco más.

Siempre lo recordaré con su sonrisa pepsodent y manos sudorosas, el jockey al revés y los cordones de diferente color. Medio rapero y vanguardista, entre rosas y regalos logró conquistarme. El primer beso se dió en la segunda cita, cuando me pidió pololeo. Así de rápido se fue gestando el primer amor que duró cerca de dos años.

Siento que yo lo marqué más que él a mí. Lamentable, pero así de cruel es el amor a veces. Pero ahí está la magia de enamorarse, mejor aún si es correspondido. De otra forma, sería fome ya que siempre sabríamos qué hacer y cómo actuar para permanecer junto al otro, tal como máquinas y seríamos presos de nuestras conciencias. Suena triste, pero a mí también me ha pasado. Por eso mismo, no creo que existe un amor de la vida, creo que existen pocos pero más de uno y, con uno de ellos, es que me casaré.

Difícil es encontrar el "amor de tu vida" y más aún, que éste sea correspondido. Por eso hay que celebrar por aquellas parejas que han podido consumar su amor, por aquellos matrimonios que siguen a pesar del tiempo y de las circunstancias, por ese amor ideal que todos soñamos. La vida da vueltas, en un momento podemos estar llorando por alguien, pero sólo pestañeamos y ya estamos "amando" a otra persona. Así de raro es el amor, por eso hay que disfrutarlo día a día y tratar de que la rutina no nos agobie.