Los Cumpleaños

Los cumpleaños me ponen melancólica, comienzo a recordar todo lo que ha pasado y me da alegría y tristeza, esa sensación justa de que no sabes si sonreír o llorar y, para variar, hago las dos. Siempre me pasa que días antes estoy más sensible o más inquieta, sonrío demás y lloro de vez en cuando, siento que la vida pasa y uno tiene que seguir marcando el paso, media obligada, media sujeta a lo que debes hacer. A veces nos gustaría hacer más cosas de las que hacemos o comenzar luego con los proyectos, pero para qué apurarse, la vida hay que vivirla y con las etapas, aunque estas sean malas. Creo que ya pasó esa etapa de victima, ahora estoy en la de disfrutar los buenos momentos y lo que he sembrado. 

Para mí, desde chica, los cumpleaños son con harta bulla, mucha fiesta, alegría y chocolates. Bien adornados, cosa de que el vecino de la esquina note que lo estoy. Una tontera, sinceramente. Pero en estos momentos siento que no puedo celebrar, igual lo haré porque mi familia quiere que lo haga y creo que además es válido, no tengo la culpa de haber nacido por estas fechas, además que es un regalo de Dios estar viva. Ahora es que me doy cuenta de que da lo mismo la bulla, las fiestas y esas cosas, mientras se esté con los más queridos. 

Todos los años me pasaba que en mis fiestas veía a gente que veo, con suerte, una vez al año y después, si te he visto no me acuerdo. Por eso creo que la bulla no es necesariamente alegría, sino que estar con los que están contigo en todas, aunque sea sólo por facebook ya que se den el tiempo de escribirte en el muro te hace feliz, o que se den la molestia de mandarte un msje via celular ya es una sonrisa más en el día del cumpleaños. 

En los cumpleaños siempre espero sorpresas, que mis amigos se acuerden, que mi familia se esmere y los planeo con harto tiempo de anticipación. Pero este año Dios me ha enseñado a ser humilde y por eso no espero nada, más aún, creo que así me llegarán más sorpresas porque todo lo que llegue será muy bien recibido.