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lunes, 3 de mayo de 2010

El problema no es el machismo


Bella, inteligente, superdotada, exitosa, auténtica y, sobre todo, autosuficiente. Es la mujer que espera engendrar el siglo XXI, poderselas por sí sola, a no depender de ningún hombre, porque estamos aburridas de un mundo machista, donde el hombre es dueño de TODO. Pero ahora, el problema no es el machismo, sino que a ellos les encantó que fueramos autosuficientes, tanto así, que prefieren ser mantenidos.

Desde chica me enseñaron que nadie se iba a preocupar por mí, a excepción de mis padres, que tenía que vérmelas sola y que jamás se me ocurriera ser una mantenida. Claro, la mujer estaba evolucionando, salió de la cocina y ahora ocupa cargos de oficina y de grandes empresas, e incluso, a veces, le dan la oportunidad de dirigir el país.

Ya no es el machismo el problema o la estricta manera en que tratan los esposos a sus mujeres, sino que la falta de autoridad de ellos. Ya no ocupan pantalones, a veces los he visto con faldita, lloran si se cortan la barbilla con la prestobarba y de vez en cuando (cada vez más seguido) urguetean el monedero de ella para financiarse sus actividades. Se acostumbraron a que una tomara las decisiones, que hasta ahora esperan que una los invite a salir, les invente un panorama, que le tenga chelas en el refri, les escoja la ropa, etc... Shhh! ni que fueramos hombres. 

Le llevamos las finanzas, hacemos milagros con la plata que nos trae a la casa y más encima pueden disfrutar de sus asaditos el fin de semana. La multimujer, esa que promete una marca de lavadora, es la que pretende que seamos el mundo actual. Por eso no creo en la igualdad entre el hombre y la mujer, creo que cada uno cumple sus funciones en esta tierra, más allá de la sexual y que sirve para la procreación. Creo que la actitud machista que nos molesta no es que no nos dejen decidir, sino que no delegan toda su responsabilidad en nosotras y es así como nacieron los mamones.

Atrás quedaron los caballeros, que cantaban serenatas bajo el balcón, te llamaban y peleaban por ti con su armadura. Hoy existen los pasteles, que a penas los pruebas se desarman, como esos "chilenitos" que compras en la carretera que duran dos mordidas y tienen poco manjar... Esos pastelazos que creen que la hacen de oro cuando gritan tu nombre fuera de tu casa en las horas de la madrugada, esos pastelitos que llaman a las señoritas a altas horas de la noche, esos que jotean por messenger y cuando te ven es como si nada hubiera pasado. Niegan lo que hacen, te ilusionan y luego se hacen los locos, son tacaños y, lo mejor, no saben cómo conquistar... bueno, esos que todas conocemos. El problema no es el machismo, sino el pastelismo.

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