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lunes, 24 de mayo de 2010

Mi amor, ¿conversemos?

Por lo general, las mujeres siempre lo cuestionamos todo y necesitamos que nuestra pareja atienda a todas nuestras inquietudes y responda correctamente, de esta manera verificar si el camino que están construyendo es de a dos o sólo uno se está llevando el peso.

Nosotras siempre hacemos preguntas a nuestra pareja, que si nos quiere, que cuánto nos quiere, que si le gustamos y qué le gusta de nosotros, podríamos estar toda una tarde haciéndole una entrevista a fondo. Y quizás con la recurrencia, nuestro galán no quiera responder porque además se vuelve una conversación monótona y un tanto insegura. Sin embargo, cuando la mujer no tiene claro si su hombre no la quiere o no la estima tal como los demás lo hacen, de seguro lo hará notar.

Siempre hay alguien merodeando que nos hace notar lo bonitas que estamos, lo bien que nos vemos o lo inteligente que somos. Es ahí cuando viene la pregunta ¿y mi pololo por qué no lo hace? ¿Qué pasaría si cuando le preguntas ¿qué cualidades tengo?, se queda callado? De seguro te sentirías un total desperdicio. Bueno a muchas mujeres nos ha pasado y creemos que el problema recae en nosotras, porque quizás no hemos hecho todo el esfuerzo para darnos a conocer.

A todas nos ha pasado, que hemos sentido que quien quiere verlo es una y él derrepente va por obligación, por cumplir o para que no te enojes. Son los primeros indicios de que la situación se ve mal pero si no llegase a contestar la simple pregunta ¿qué valoras de mí? y se queda enmudecido, es porque simplemente no estás dentro de sus prioridades o está pensando en dejarte.

Las mujeres notamos lo que les pasa a ellos, aunque no lo comenten y nos hagamos las locas, creyendo que haciendo tal y tal cosa lo atraeremos para tener la misma relación de antes. Sin embargo, cuando las cosas se pintan tal como las he planteado, significa una crisis en la pareja en donde hay un solo paso qué seguir: la conversación resolutiva.

Derrepente da una lata enfrentar a la pareja y decirle lo que me molesta, porque es mejor ir tapando de a poco los sentimientos que me desagradan y llenarlos con felicidades vacías, esas que se llenan con un par de helados, una ida al cine, una tarde de buen sexo pero después... ese sentimiento de soledad, de angustia, de saber que las cosas no van bien.

Ante el silencio de nuestros caballeros, es mejor "la patá en la rajis", si no la das tú, la darán ellos. Es importante plantear el tema sobre la mesa y entender si van hacia el mismo camino. No vaya ser que él ya esté construyendo el suyo y a penas lo tenga avanzado, acabará contigo, mientras una, media ingenua y media tonta, se quedará de brazos cruzados sin entender mucho lo que estaba pasando. Y al final terminas echándole la culpa al desgraciado. Si al final nos estaba dando pistas con sus actitudes, de alguna forma quería decirnos "ya no te quiero como antes, pero no sé cómo dejarte".

Que no nos pille de improviso la ruptura, que sea más bien algo que veíamos venir, que las cosas no resultaron pero que ninguno tuvo la mayor culpa. Ojalá no sentir que la torre estaba más inclinada de nuestro lado y ahora que nos mandó a volar se nos cayó todo encima.

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