Todas las mujeres tenemos algo que nos delata si se trata de conquista. Hay que reconocerlo, todas, absolutamente TODAS somos coquetas cuando se trata del chico que nos gusta. Todas coincidimos en que no es sólo el maquillaje, la manera de vestir, ni el perfume que ocupes, claro que estas cosas son esenciales, pero hay algo que a todas nos delata. Hay quienes se muerden los labios, pestañean seguido, se mojan los labios, inclinan la cabeza hacia un lado... son actitudes que se nos vienen inconscientemente apenas él está frente a nosotras. Pero hay una infalible que casi todas hacemos y es tomarnos el pelo, jugar con él, enroscarlo en el dedo, mientras conversamos. ¿Por qué apenas éste aparece no sabes qué hacer y te desarmas el peinado, te agarras el pelo y empiezas a jugar con él? ¡¡¡Parecemos unas niñitas , unas pendejitas de quinto básico, unas inexpertas en el amor!!! ¿Será que nos ponemos tan nerviosas que nuestra mano inconscientemente va hacia nuestro pelo y terminamos totalmente delatadas? Pero no sé qué tiene nuestro pelo que concentra toda esa seducción, esa ternura que a ellos los vuelve locos.
A veces no necesitamos tanto maquillaje, ni tanto escote para llamar su atención sólo basta pasearse segura de sí misma, hablar con confianza, juguetear con el cabello, se los prometo chicas este dato ¡no falla! y es que algo de sensual tiene nuestro cabello, que lo amarremos, lo soltemos, lo peinemos... siempre les atraerá. A veces, también pienso que como la mayoría de ellos lo ocupa corto, el hecho de que nosotras sepamos llevarlo siempre bien puesto les debe causar admiración. Un pololo que tuve se admiraba bastante cuando en 5 segundos me amarraba el pelo y con rapidez pasaba de desordenado, a casual y a elegante. No sé, tenemos esa gracia.
Pero también denota inseguridad, es una delgada línea entre sensualismo y nerviosismo. Nos ponemos tan fuera de sí que no sabemos dónde colocar la mano y qué mejor que nuestro cabello. Pero hay que tratar de controlarlo tampoco podemos transparentarnos tanto, además de que a muchos hombres puede llegar a irritarles si el movimiento se repite con frecuencia.
De todas maneras, mostrarse insegura no es tan malo como parece, quizás es "esa" persona la que te pone nerviosa y no otra, porque te supera, porque te gusta, porque con todos los demás eres una persona normal, sin errores, siempre sales ganando, pero cuando llega "él" te conviertes en una "losser" ¿Por qué? Menos mal que esto ocurre al principio, luego los nervios se van controlando y la costumbre llega a nuestras vidas.
A veces no necesitamos tanto maquillaje, ni tanto escote para llamar su atención sólo basta pasearse segura de sí misma, hablar con confianza, juguetear con el cabello, se los prometo chicas este dato ¡no falla! y es que algo de sensual tiene nuestro cabello, que lo amarremos, lo soltemos, lo peinemos... siempre les atraerá. A veces, también pienso que como la mayoría de ellos lo ocupa corto, el hecho de que nosotras sepamos llevarlo siempre bien puesto les debe causar admiración. Un pololo que tuve se admiraba bastante cuando en 5 segundos me amarraba el pelo y con rapidez pasaba de desordenado, a casual y a elegante. No sé, tenemos esa gracia.
Pero también denota inseguridad, es una delgada línea entre sensualismo y nerviosismo. Nos ponemos tan fuera de sí que no sabemos dónde colocar la mano y qué mejor que nuestro cabello. Pero hay que tratar de controlarlo tampoco podemos transparentarnos tanto, además de que a muchos hombres puede llegar a irritarles si el movimiento se repite con frecuencia. De todas maneras, mostrarse insegura no es tan malo como parece, quizás es "esa" persona la que te pone nerviosa y no otra, porque te supera, porque te gusta, porque con todos los demás eres una persona normal, sin errores, siempre sales ganando, pero cuando llega "él" te conviertes en una "losser" ¿Por qué? Menos mal que esto ocurre al principio, luego los nervios se van controlando y la costumbre llega a nuestras vidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario