Las suegras me aman

Cuando vi la película "La madre del Novio" con Jane Fonda y Jennifer López, pensé: "esta no soy yo". Tengo un problema y es que lo que para muchas sería una bendición a mí me aproblema. Soy el prototipo de nuera que quisieran tener muchas madres.  Tanto ha llegado el asunto que el otro día la madre de un amigo me ofreció a su hijo y plasmó la siguiente frase en sus labios: "podrías fijarte en mi hijo". 

Recuerdo cuando terminé con mi primer pololo mi ex suegra estaba triste, sabía que el pánfilo se había perdido una gran mujer. Tenía que abrirme al mundo a mis cortos 15 años. Mi segundo pololeo tampoco terminó bien y adivinen ¡qué pasó! Sí, mi ex suegra se encontraba conmigo me hablaba de la nueva polola y me aseguraba de guata que no le llegaba ni a los talones. Bueno, también era petiza asi que difícilmente podría hacerlo. Cada vez que se encontraba conmigo me sugería que hablara con el jovencito, que lo veía extraño y sus palabras, lo confieso, me ilusionaban. Con el tiempo decidí cortar la relación, era sano para ambos, aunque me lleve tan bien con "la tía" y derrepente corte las guinchas por pasar a saludarla tengo que pasar medio corriendo frente a su tienda. 

Soy ese estilo de niña que cualquier suegra podría amar, no es que me crea mucho pero con el tiempo he llegado a esa conclusión. No ocupo extensiones, no levanto la voz, soy buena polola, me comporto en la mesa, además por qué no decirlo mi facha me acompaña a todas partes, sólo me falta ocupar vestiditos y llevar en una cesta la comida a mi abuelita enferma, pero les digo: ¡poco me falta! Tampoco es que sea perna, al menos eso creo.

Ustedes pensarán... "¡pero si ya tiene puntos ganados! ojalá a mí las suegras me amaran". Pues, como podrán suponer, mi problema es que las suegras me aman, pero los hijos de ellas no. Sí, así de triste. Quizás soy demasiado perfecta, demasiado niña buena o, también lo he pensado, no quieren tener tan de cerca a su madre, por eso el hacerme amiga de "la tía" no me trae muchas ventajas que digamos. Pero qué quieren que haga, ¡si me aman!